Alrededor del 10% de la población sufre de asma, y este número está aumentando drásticamente debido a la creciente carga genética causada por el estado cambiante del medio ambiente que nos rodea.
Vivimos
en habitaciones estériles, limitando innecesariamente el contacto con alérgenos
naturales y exponiéndonos a toxinas en productos químicos domésticos,
cosméticos y alimentos, así como ácaros: pequeños arácnidos que viven
principalmente en ropa de cama, colchones, alfombras y cortinas, y en la tierra
de las plantas en macetas.
Ver también: El azafrán, un remedio natural asombroso
¿Cómo se
reconoce el asma?
Por
lo general, todo comienza con una rinitis alérgica aparentemente inocente que
empeora gradualmente, seguida de una tos agotadora. Los problemas respiratorios,
las sibilancias y la tos ahogada son la regla general para el asma. La
enfermedad a menudo se desarrolla en niños pequeños, especialmente aquellos que
son descendientes de padres asmáticos, pero también puede atacar en la edad
adulta.
Sin
el tratamiento adecuado y el alivio de los síntomas, la afección puede empeorar
rápidamente, sofocar los ataques de tos, trastornos respiratorios graves y es
prácticamente imposible practicar deportes o incluso caminar más rápido. Los
ataques de asma también pueden provocar estrés, frío o excitación; en resumen,
la vida se convierte rápidamente en una pesadilla.
¿Por qué
vale la pena probar los remedios naturales?
En
el asma grave, los pacientes deben tomar inhaladores de corticosteroides todos
los días, que inhiben el proceso de inflamación en los bronquios. Como regla
general, estos medicamentos no son peligrosos para la salud, pero causan
dolencias desagradables en la cavidad bucal, especialmente infecciones fúngicas
del paladar y la garganta. Entonces, antes de que su asma se salga de control,
vale la pena probar remedios naturales que le brinden al cuerpo más
oportunidades y menos dependencia de los productos químicos.
Vitamina D
y asma
En
2007, se demostró que las madres cuya dieta era deficiente durante el embarazo
y tenían niveles bajos de vitamina D en el cuerpo con mucha más frecuencia
daban a luz a niños que luego desarrollaron asma. En 2009, estos resultados se
confirmaron, mostrando una fuerte correlación entre el nivel de vitamina D en
los lactantes y la incidencia de infecciones del tracto respiratorio superior.
Por esta razón, es muy importante complementar a los bebés con vitamina D y
asegurarse de que los niños tengan al menos 15 minutos de exposición a la luz
solar al día.
Remedios
naturales para el asma
Ácidos
grasos omega 3: es una de las armas más poderosas de la naturaleza contra los
procesos inflamatorios que subyacen al asma. Debe prestar atención no solo al
consumo regular de alimentos ricos en omega-3, como pescado de mar graso,
linaza, semillas de chía o nueces, sino también a la proporción correcta de
omega 3 a omega 6; en aceite de colza, girasol o maíz comemos demasiado, lo que
contribuye a la inflamación ya pesar de las cenas semanales con salmón como
protagonista.
Vitamina
C: las investigaciones sugieren que las personas con asma a menudo tienen
niveles bajos de vitamina C en sus cuerpos. Esta deficiencia se puede corregir
fácilmente con una dieta rica en verduras y frutas frescas, especialmente
cítricos, pimientos, fresas y kiwi.
Especias:
el jengibre, la cúrcuma y el ajo no solo tienen un fuerte efecto
antiinflamatorio, sino que gracias a la gran cantidad de antioxidantes y
sustancias expectorantes, ayudan a calmar las infecciones del tracto
respiratorio superior y apoyan el sistema inmunológico, que determina la fuerza
de nuestras reacciones alérgicas.
Aceites
esenciales: el aceite de eucalipto tiene un efecto expectorante y ayuda a abrir
las vías respiratorias, brindando un claro alivio en las dificultades
respiratorias asociadas con la infección viral clásica y el asma.
Miel:
beber agua tibia con miel tres veces al día puede aliviar significativamente
los ataques de tos y ayudar con los períodos de exacerbación del asma.
Mantener
el peso corporal normal: las investigaciones muestran que las personas obesas
tienen un riesgo mucho mayor de desarrollar asma.
Ejercicio:
el movimiento al aire libre, los ejercicios relajantes como el yoga y,
especialmente, los ejercicios de respiración, tienen un gran impacto en el
mantenimiento de una función pulmonar óptima.
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